Sapa Profiles entra en un nuevo mercado y fabricará 1.256 estructuras para las instalaciones fotovoltaicas de Acciona en Córdoba y Extremadura.
La crisis está cambiando las reglas de juego en todas las industrias y la del aluminio no es ajena a esta transformación. Tras años de euforia, en las que las firmas metalúrgicas y mineras tenían liquidez gracias a los altos precios a los que cotizaban las materias primas, el desplome de los mercados ha obligado a revisar todas las estrategias.
El proceso de transformación del aluminio, desde que se extrae de las minas, en forma de bauxita, hasta que se convierte en un coche o en una ventana, requiere de varios procesos industriales de gran complejidad. Durante la última década, las grandes multinacionales del sector han apostado por integrar en sus estructuras todos los procesos. Sin embargo, la crisis ha puesto de manifiesto que hacerlo todo no siempre es la mejor forma de ser eficiente.
En España, han sido varias las firmas del sector del aluminio que han cambiado de manos en el último año. Alcoa ha sido uno de las multinacionales que más activos ha vendido en la Península. Fabricar aluminio en España con mineral procedente de Latinoamérica y transformarlo en una planta vecina de la misma compañía no siempre es lo más eficiente. De hecho, a los precios actuales, para una fábrica de perfiles española resulta más barato utilizar aluminio fundido en África que comprar a una compatriota, incluso teniendo que pagar una prima.
Por ese motivo, son cada vez más el número de compañías que deciden especializarse en cada parte del proceso e invertir en I+D con el único fin de hacer más competitivos sus productos. Sapa Profiles, con plantas en Navarra, La Coruña y Tarragona, ha decidido especializarse en la fase de extrusión, es decir, en la de la transformación del aluminio en piezas terminadas.
Innovación
Manuel Ezquer, director de la fábrica navarra de Irurtzun, explica que la empresa ha creado un centro de I+D en la región y otro en Galicia para diseñar proyectos llave en mano con clientes. De esta forma, la compañía deja de convertirse en un mero fabricante de perfiles estándar para hacer productos personalizados.
Se acabó fabricar toneladas de aluminio y esperar a que el mercado las absorba. Las ventajas de esta nueva política, para lo que Sapa ha tenido que invertir más de un millón de euros en un año en la planta de Navarra, es que sólo se fabrica bajo pedido, reduciendo los stocks, pero, sobre todo, ha sido la entrada en nuevos negocios, como el solar.
Sapa acaba de ganar un contrato para suministrar a Acciona 1.256 estructuras de aluminio para las huertos solares de Palma del Río (Córdoba) y Majadas de Tiétar (Extremadura). Para cumplir con este proyecto, la firma utilizará 4.000 toneladas de aluminio que se distribuirán en una superficie similar a 189 campos de fútbol.
El acero se enfrenta así a un nuevo competidor, entre cuyas ventajas, no sólo se encuentra que es más maleable y un 50% más ligero, sino que, además, requiere de menos mantenimiento (no se oxida) y también tiene un vida útil muy larga.
Expansion.com
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