sábado, 22 de mayo de 2010

Cómo enganchar y hacer feliz al empleado

Publicado el 21-05-2010 por Montse Mateos. Madrid. / expansion.com

Conseguir que el profesional trabaje a gusto es el primer objetivo para la empresa que, a partir de ese momento, comienza a diseñar políticas que comprometan al empleado con un proyecto de negocio más allá de sus obligaciones. Engancharlo es la clave para el éxito.


Si los lunes por la mañana el sonido del despertador le cae encima como una encima y piensa en la jornada laboral como un trámite más para pagar la hipoteca o subvencionar su ritmo de vida, probablemente su compañía no ha hecho los deberes: la satisfacción, la motivación, el entusiasmo y, mucho más lejos aún, el compromiso con el proyecto de negocio brillan por su ausencia. Y, por supuesto, usted no está precisamente enganchado a su trabajo y a su empresa. Para Montserrat Ventosa, directora de Employee Branding, este es el reto o, mejor dicho, la obligación que tienen que asumir las compañías para aumentar la productividad de sus empleados y los resultados de negocio.

Para ser competitivo hay que enganchar. Ventosa habla del enganching como un estadio que supera el compromiso tradicional al que hacen referencia las empresas para medir el grado de implicación de sus profesionales. Este concepto hace referencia al significado de 'engagement', ocupar la atención o esfuerzos de una persona; asegurar la ayuda, el trabajo, el uso de algo; que difiere del compromiso, es decir, poner de común acuerdo en manos de un tercero la determinación de la diferencia.

Según Ventosa, para enganchar "hay que ser más auténtico y decir lo que es importante en cada momento. Lo que rompe el compromiso son las mentiras y falsas promesas. Venimos de casa con altos niveles de enganching y las empresas tienen que mantenerlo. El secreto casi siempre está en la transparencia, en decir las cosas como son para que el empleado tome sus decisiones y critique, sin temor a las represalias".

Las empresas constituyen el escenario en el que el empleado debe ser libre, en ningún momento puede estar obligado a un compromiso. Elisabeth Roux, directora general de Penna, entiende la implicación del profesional en un proyecto desde esa perspectiva: "Eres forofo de un equipo de fútbol porque eliges esa opción y te sientes cómodo con ello. En las organizaciones sucede lo mismo: si el entorno es propicio por su flexibilidad y liderazgo, el compromiso del profesional es un hecho".

En la gestión de personas no existen recetas mágicas, pero Ventosa asegura que para pasar del compromiso al 'enganching' el principio puede ser aplicar las "tres B": believe (creer), belong (pertenecer) y be embassador (ser embajador). "Lograrlo requiere unos jefes con grandes dosis de coherencia y sinceridad en sus planteamientos y que sean cercanos", concluye.

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